Verdes, blancas o amarillas

Nos paramos en el tiempo para seguir disfrutando del momento.
Nos callamos y nos miramos, nos entendemos.
Compartimos más de lo que nosotras pensamos.
Vivimos y sonreimos, nos alegramos. Hacemos tanto y cuanto amamos.
Seguimos caminando por la senda de la vida llegando juntas, comiendo juntas y durmiendo juntas.
Cantamos y bailamos, disfrutamos.
Derrochamos en cada momento a las gentes nuestra espontaneidad, decidimos no planear.
Bebemos y descansamos, nos hablamos.
Continuamos juntas de noche y de día, sin saber lo que nos depara la vida.
Continuamos juntas, aquí y allí. 
Nos abrazamos y nos consolamos, nos amamos.
Nos queremos,
verdes, blancas o amarillas.

REcuerda olvidada

Cuando me dejo llevar por ti, se para el tiempo, caen las estrellas del firmamento. Directas a mi ventana, mi alma se abre de par en par.

Arte se es

Estampados de alegría, estampados de colores. Granada en toda su esplendor, relucen los topos en las calles al sol. Perdiéndonos entre sus calles, perdiéndonos en sus colores que huelen a la verde esperanza del amor. Dulces deleites al aire, vuelan los colores al viento. Suaves aromas de romero, geranios que escapan con sus petalos rojos. Entre calles, la Alhambra descansa tranquila en su bonito manto verde esmeralda. Se asoma entre pasos, dejándose ver entre muros. Brisas de flamenco, artes de guitarra y zapateados de fuerza, suenan conversaciones de arte entre las gentes. Arte se oye, arte se siente y arte se es, Granada.

Trazando

Cogiéndo a la vida entre los dedos, no se escapa ni un sólo momento verde entre azules pasajeros y blancos que corren con el viento. Cogiendo al mundo entre las manos, tranzando momentos ilusorios como cosiendo la tela sin necesidad de enebrar la aguja del pensamiento. Nos acercamos, nos alejamos y nos dejamos querer y hacer. Llevamos en nuestro ser más interior, la fuerza del querer. El suspiro de la esperanza. Cogemos a la vida entre los dedos y pintamos con ella cuadros sin leyes y dibujos sin formas concretas. Tranzando, simplemente trazando.

Pirados al agua
Y con amigos así que más se puede pedir.

Hablando silencios de amor

La miré como si fuera la primera vez que la veía. Lenta muy lentamente ondeaban sus pétalos al viento hablando silencios de amor. Suave muy suavemente me fui acercando cada vez más para observar su centro sagrado en equilibrio. Esa forma que me resultaba tan familiar como desconocida, perfectamente en equilibrio con mi mirada, se dejó acariciar por la extensión de mi ser. Y mis dedos se posaron en su tallo, de tacto aterciopelado. Y mis dedos acariciaron esa linea vertical, que unía el cielo con la tierra. La volví a mirar como si fuera la primera vez que la veía y no supe qué responer a su compleja armonía. No supe más que observar, acariciar y sentir. Mientras ella hablaba, yo escuchaba silencios de un amor que vive en todas y cada una de las formas que la componen. Y mientras, el tiempo se paró a nuestro verde alrededor.

  Mágico,
entre nubes,

el Galatzó despierta a los dormidos con su fuerza.


Laura sí está

Burbujas albinas

Espera blanca entre bambalinas, sueños que van trepando alrededor de un mundo nuevo para nosotras. Retoques mágicos que irradian ilusión y esperanza. El rostro como lienzo y el cabello como el material de la escultura más valiosa, la mujer. Mientras artistean los peines y el carmín rojo amapola, van pasando imágenes de luz blanca, de tan blanca pura. Pureza que inundó el día hasta bien entrada la noche. Pureza blanca que desfiló contenta sobre el escenario de la vida, al son de la canción y el ritmo de la alegría.

Aceras

Como si de un espejismo se tratase, la sombra hacía lejana la realidad.

Las luces de la noche

Las luces de los semáforos tiñen de verde, rojo y amarillo la ciudad que descansa apagada de tonos en la oscuridad. Luces intermitentes, luces que van y que vienen, Sombras de coches que pasan y cambian de color, Unos faros que se acercan lentamente hacia mi, mientras espero a que el muñequito cambie de color y posición, mientras espero ya tidi parpadea, el suelo y las casasm la barandilla. Mientras espero yo cambio de color segundo a segundo. Ahora mis manos están verdes, y mi pelo y mi blusa. La ciudad de noche, las luces que el sol tapa de día con su brillo. Las luces que no se ven, las luces que muchos no miran. Las luces de la noche

Parada

Por primera vez en mucho tiempo no me paro delante de un escarate para mirar lo que se vende sino para comprar lo que se dice. Por primera vez en algún tiempo me he parado para observarme y colocarme la flor de la mañana en mi cabeza despejada de ruidos. Y ahora me quedo quieta, mirando como pasa la gente, sin importarme hacia donde van, pues sólo veo luz. Parada en estas escaleras veo mi realidad desde esta nueva perspectiva. Siento música, viento y siento el calor del sol rozando mi pierna izquierda que reposa algo enmurollada en el segundo escalón. Y mientras, la flor blanca espera a volver a estar entre mis manos para llevarla de paseo a quién sabe dónde.
Parada. Estiro la pierna y descanso plácidamente con la flor, mientras observo como danza el bolígrafo sobre las lineas de la inspiración divina. Parada.