lunes, 19 de agosto de 2013

Al ritmo de la melodía



Caminó hacia la puerta, dejando atrás el olor a pan tostado, a té con leche y a mantequilla fresca. Cogió el llavero rápido, casi sin dejar sonar ninguna de las llaves, emitió un sonido seco, como si alguien hubiese arrojado un hierro al suelo. Cerró tras de si la puerta de madera, tan grande que podría haber salido con él toda su familia. Pero esa mañana, y como todas, caminaba sólo y hacia ella. Ella era su fiel compañera. Cuando el verde reinaba en el campo, él y su furgoneta iban, día tras día de un valle a otro, de una bahía a la siguiente, de un pueblo al próximo. Y ni un sólo día fallaba una de esas canciones en las que la melodía fluye como un arroyo en medio de la estepa, fluye suave y lentamente, como cuando se ve aparecer en el horizonte una manada de Yaks acercándose colina abajo. Poco a poco y a su ritmo, van llegando a donde él se encuentra. Yaks negros, blancos y de tonos amarronados. Entonces, sale de la furgoneta, sin apagar la radio, se acerca a uno de ellos para acariciar su lomo, al ritmo de la melodía. Y sin apagar el motor.

lunes, 5 de agosto de 2013

Se despertó


Se despertó el tiempo en el infinito mientras pensaba en irse a dormir. Se despertó el alma en un granito tirado en el suelo de maíz. Se opuso el sonido de la lluvia al aire al verlo venir. Quitóse deprisa el molino al corazón poder herir. Deprisa andó el camino por la vuelta del edén, sin encontrar su destino, abrió la puerta sin querer.
Asomada a la ventana, la prisa esperaba sin tener nada que hacer. Pues la calma hallaba al estrés detrás del momento y del revés. Vióse venir la penumbra detrás de la luz del atardecer, amaneciendo apagada un poco después de reconocer.. al día que apaga, la noche que atina a darle al sol para perecer, torturas de luna, amigos de una que asoma que no quiere verse atraer, por estrellas que ríen, amores que atan, desastres que paran las armas de ayer. Domingos que datan, días que no acaban y dolores que calman miradas a tres. Parece que llueve, parece que ríe, parece que paran dos veces o tres, las palabras que guían a tu parecer, adoptan suspiros, regalan cariños y terminan en guiños al verse otra vez.