Luz de la esperanza

 La luz de la esperanza, el rayo de la ilusión. Desafiando a la oscuridad vence el blanco de la claridad.

Resacas del ayer

Carraspeo los dientes y los dedos se me agarran bien fuerte a la silla. Voy tentando a la suerte sentada sobre el lecho de la muerte. Mientras el sol va colándose por la ventana, me levanto lentamente sin saber bien cómo ni porqué y me dirijo directa al abismo del día tras día. Cuando se olvidan los deseos y vuelve la amargura del presente, cuando perece el corazón destrozado por la química del ayer, cuando hoy no es más que el reflejo de un ayer que se olvida lentamente...

De mis gargantas

Despeñados del abismo que todo lo ve, me escondo tras el fuego traicionero esperando al agua tardía de lluvia que apague al liberar de iras, que esperan sosegadas no arrancar jamás. Despeñados los caminos del destierro, vagando entre cenizas del olvido, vagando van cayendo los sin sentidos del ayer, al olvidar el irse quizás mañana vengas hoy. Descansos olvidados, cansancios recordados, dormitan los senderos de la garganta de la sierra. Sierra que es serena al despertar, sierra que es serena al descansar, sierra que hace a uno levitar.

La perfección del presente

Te de verano

Te da la vida mientras bebes, miras y ries entre vapor dorado de aromas asiáticos. En abundancias de calores y reflejos, en demasías veraniegas, sorbo a sorbo nos llenamos de la energía del sagrado ritual.

Películas sin final

Esperando el final del día que no acaba para continuar con las aventuras que te brinda la vida. Películas sin final que prosiguen entre gentes, músicas y coches accidentados. Películas sin final que trascienden entre discotecas y calabozos, entre movimientos y descansos, entre despertares y sueños profundos. Avanzando estamos sin pararnos a desear más tristezas, pues la vida es felicidad pura y novedosa, pues la vida son sueños y melodías harmoniosas.

Corta de tallo y larga de belleza

Sobre lineas de realze infinito se posa la flor del camino. Aquella que mira y espera a que llegue la mano que ansíe tocarla, y ser transportada al siguiente sentido. La flor que huele a color, la flor que es suave de amor, la flor perfecta que reposa en tallo corto y pétalo largo sobre los colores de una mesa retocada por el paso del tiempo y caminar del viento. Bajo los sabores de un cielo que se imagina poder tocar, ella está abierta al sol y al nuevo amanecer.

esclavos

Sentimientos esclavos de miradas perdidas, luciendo el ombligo de la flor marchita, parpadeando al unísono del monótono silencio, viendo caer el viento en cada movimiento. Espejos del alma que todo lo ven y nada lo miran, cariños al alba del alma perdida. Caemos sin sol al mar indebido, volando un clamor de deseos sin hilos. Desinhibo. Me olvido. A contracorriente navengando van los míos más grandes placeres del vivo. Vivo placer queriendo volver, queriendo nacer y queriendo correr sin dolor, hacia y en dirección a mi sol. Amaneciendo calores de noches bebidas en vasos de barras de bar y cantos de la cigarra que no se apagarán jamás. Y un nunca desterrado del cielo vuelve a sonar deambulando y en soledad entre las esquinas del callejón de aquella ciudad que no dejarás de visitar. Jamás o nunca no volverán, ahora y aquí son hoy la verdad.