miércoles, 17 de octubre de 2012

A las puertas del cielo

 Llegas a las puertas de la sala, aquella en la que ponen la película que hoy te apetece ver, estás justo enfrente de las cortinas de la sala número 3, el mismo número que dijiste al vendedor de taquilla y que te repitió, unos segundos después, el acomodador con una sonrisa al entregarle tu entrada para que la comprobase. Eliges tu asiento y esperas tranquilamente. Las luces ahora se apagan. Comienzan a venir las sensaciones con las primeras imágenes y con los primeros sonidos. La película ha empezado. La nueva realidad está llegando. Y te sientes un todo con todo aquel que está en la sala. Volver a retroceder en el tiempo, avanzar hasta el futuro y viajar a una isla remota de Indonesia. Volar entre las nubes. Luchar en la Primera Guerra Mundial. Volver a enamorarte. Cabalgar por entre los árboles. Volver a ser un niño. Sentirte un anciano. Transportarte con cada película a un mundo diferente, en pantalla grande. Sonidos que te atrapan a ti y a todos los que estáis hoy en esa sala. Imágenes envolventes, movimientos sorprendentes dirigen tu mente hacia la plenitud que sientes cuando estás adentrado en ese mundo.
   Ahora los créditos empiezan a asomar. La película ha terminado. Un sentimiento de extrañeza te envuelve el cuerpo, es hora de volver a la realidad. Hasta la próxima sesión.

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