Me da la bienvenida del color de un amarillo sol, floreciente carretera que se abre entre las flores.
Un abejorro hace su trabajo en mi porche mientras en los alrededores, un grupo de podencos ibizencos corren, libres, por la montaña. Suena música de fondo, allá a lo lejos huele a fiesta. Salsa alegre en estos aires, entran por mis oidos de una forma muy apetitosa. Y mientras el día sigue su curso, el mar en calma, es Vedrà entre nebulosas de amor. Vuelvo a Ibiza. Ibiza es una sonrisa en mi cara, Ibiza es un momento, cada segundo ella es. Y yo soy con ella. Y mientras, todo sigue en su lugar, nada ha cambiado, pero todo va creciendo, hacia arriba. Más y más. Hace un día soleado. Aquí, con los mismo pájaros juguetones de siempre, me siento y escribo. Me siento Ibiza. Todo crece, y florece. Y con ellas, las plantas, la tierra...... y el cielo azul libertad....con alguna nube blanca de pureza, que avanzan con la ayuda del viento esperando al frío del atardecer. Aquí, mientras los perros ladran libertad! Imagino a la gente bailando y sonriendo mientras las canciones cambian sin pausa. Y sin prisa. A ritmo de salsa.
Habiendo dormido, el trayecto ha pasado a no existir, hoy me he teletransportado a la isla vecina, tan cercana y tan lejana. El mundo de la fantasia y la felicidad no tiene lugar en los mapas, y ahora me siento cartógrafa de prestigio de los mapas olvidados por muchos y sentidos por pocos. Trazo una linea recta como puente directo entre dos mundos para unirme con todo y con todos. Lenguajes universales descifran las coordenadas del amor cuando la música empieza de nuevo. Sí. Hoy respiro conexión. Hoy respiro deseos cumplidos en el paraiso, el paraiso de mi ser, de mi querer más fuerte. De mi querer salen mis palabras, de mis árboles, de mis plantas, de mis pies hasta la cabeza, de mi ombligo al cielo azul directo. Trazo una linea recta paralela al puente del amor, unidos a la tierra y el cielo están en mi interior. Frío, frío de felicidad y sonrisas de bienestar.
Voy siguiendo las indicaciones urbanas que me ayudan a ubicarme y escapar de estas calles encerradas entre edificios. Pero algo me sorprende de todo esto, ninguna de ellas me lleva al ayuntamiento ni al centro de la ciudad, ninguna me señala el hotel más cercano de 5 estrellas. Todas señalan la misma dirección: el oeste. ¿Quizás es que realmente el rumbo del planeta esté cambiando? Una pregunta y mil respuestas surgen en mi mente repentinamente mientras continuo caminando en busca de la próxima señal. Nuevamente veo el cartel, exactamente igual al anterior. Vuelvo a sonreir y sigo mi rumbo. Y mientras, pienso en un mundo en el que sólo existen este tipo de señales: dirección puesta de sol, dirección árbol milenario, dirección amanecer, dirección montaña más cercana, dirección el mar. Sigo imaginando y vuelvo a sonreir. Algo tan simple como una señal me ha alegrado el día, algo tan simple como la puesta de sol puede alegrar el día a muchos. Únicamente si haces caso a las señales, si sigues las señales. Solamente si permites cambiar el rumbo de tu vida por un momento, cada día.
De acuerdo a la filosofia hindú para que un decreto, petición ・manifestación funcione requiere de 3 elementos:
