Esperó a que llegase y nunca lo hizo. Rodeada del círculo perfecto en armonía cambió su color a rojo ira al cercionarse de que jamás llegaría la ola que la devolviese a su mundo. Ansiaba el mar más profundo y se quedó allí, anclada en frente de las olas. Oliendo la brisa marina hasta perderse por completo en sus orígenes y así vivir siendo algo a lo que con sólo mirar te cuenta su historia.
domingo, 29 de enero de 2012
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