Mientras esperaba se tomó su taza de te. Le puso 3 azucarillos, uno detrás de otro. Nunca los echaba a la vez, decía que no le gustaba sobrecargar tan de repente a una taza tan pequeña. Esperó, removió y empezó a beber muy lentamente, a pequeños sorbos, podías escuchar como el líquido se filtraba por entre sus cortados labios mientras seguía esperando en aquella cocina azulada.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
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