Vienes a mi, como un niño que corre tras su pelota, que se escapa rodando lentamente hacia los árboles. Te acercas lenta e intensamente, incesante hacia ni siquiera tú sabes dónde dejándote llevar por las mareas, dejándote balancear entre las olas. Entre libros que esperan cerrados a otro lector, entre películas que aguantan entre sus máscaras diálogos perdidos, entre vientos y deseos. Como quién va hacia ninguna parte siguiendo el rumbo de las estrellas, como el que bien sabe a dónde ir pero aún así desconoce el lugar exacto. Hoy busco entre mapas antiguos tu ubicación y no la encuentro, sé que no la encontraré. Sé que tu vienes cuando menos se te espera y sé que tu sabes bien dónde estoy. No necesito mapas, para mi no existen fronteras. Sólo necesito saberte, sentirte y vivirte por que yo ya bien sé que tú, hoy, vienes a mi.
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